yojamar
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 | | Tema: Su primera cita, gracias.. Jue Sep 08, 2011 8:04 am | |
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Consejos básicos y taco de útiles para que tu primera cita con un mariquituso o una boller cualquiera sea todo un éxito: llegar puntual, ir limpio y aseado, no llevarte a tu ex... Todo sea por la salud mental del género humano.
La cosa es que el tema de la cita viene al pelo, porque en Entrada + Consumición, ya lo adelanto, tiene lugar una primera cita desastrosa. Yo en esto tengo mucha experiencia. Porque hace mucho, mucho tiempo, en el País de Nunca Jamás Conseguirás una Pareja Estable yo tenía citas; citas con hombres, quiero decir. Con hombres gays. Sí. ¿Tan raro es de creer? Pues sí, yo tenía citas. Lo cierto es que esto sucedía allá por el Pleistoceno, cuando Lady Gaga era un simple maricón que se probaba pelucas ante el espejo del cuarto de su madre. Por descontado, mis citas siempre salían mal. Y, al contrario de lo que digan las pelis americanas, no era ni romántico ni nada ni me hacía ni puñetera gracia.
Las primeras citas son muy importantes. Y esto no lo digo sólo porque de ellas dependa que vayamos a mojar el churrasco con más o menos determinación (que también, claro que sí, que aunque no os lo creáis es mucho más agradable follar con alguien que te cae bien, de verdad), sino porque de ello depende que encontremos un amor de esos que evitan que envejezcamos solos y rodeados de gatos. Y no me vengan ustedes con la historia de que no creen en el amor, que eso, aparte de estar muy manido, es mejor que se lo cuenten a su psicólogo.
Así bien, desde este espacio tan íntimo y personal, de naturaleza altruista, que sólo mira por la integridad física y moral del ser humano, les presentamos una listasuperchuli sobre todas esas cosas que no deben hacer ni decir cuando tengan una primera cita si quieren parecer una persona normal y no otro maricón desequilibrado de esos que pululan por ahí. Si no están cuerdos, al menos fínjanlo, que es lo que hacemos todos.
1. En primer lugar, básico y fundamental, a una cita NO se debe llegar tarde. Queridos, hacer esperar a alguien sólo porque nos sale del testículo derecho está muy mal y da muy mala impresión. Basta de hacerse el interesante, que no eres la novia de una boda de 4.567 invitados. Está claro que cabe la posibilidad de que el autobús llegue tarde, de que tu hermano se meta en el baño justo cuando vas a ducharte, de que se te enganche la manga de la camisa en la puerta del taxi o de que veas a la Virgen de Fátima en una galleta campurriana y no tengas más remedio que llamar a Iker Jiménez para que examine la caja completa por si acaso. Todo puede pasar. Pero, para estos casos existe una cosa que se llama teléfono móvil, mediante el cual se puede enviar un mensaje de texto o llamar directamente para informar del retraso. O usar el Guarrup, una cosa que es hasta gratis si tienes internet en el móvil. Venga, va, tía, que no es tan complicado, que es sólo pulsar esas teclitas, las mismas que utilizas para salvar a la gente de Gran Hermano y deOT y con las que mandas saludos a tu prima a través del chat de Sálvame.
Es vital tener una buena excusa preparada si vas a llegar tarde: no me seas memo y no le digas que es que se te ha hecho tarde porque has estado de cañas con tus colegas del curro (cosa que a mí ya me han dicho alguna vez. ¿Entienden ahora mi poca fe en el género masculino? A ver, que no le conocía de nada, que si me hubiera dicho que su abuela se había puesto enferma le habría creído, joder…).
2. A una cita se va limpio y aseado. Nadie está diciendo que te pongas traje y corbata, pero digo yo que ducharse de vez en cuando, aunque sólo sea los domingos y en ocasiones especiales, nunca está de más. Por descontado, llegar a una cita oliendo a sobaco, con la ropa sucia, mugriento y despidiendo ese tufillo a retestinado no es de buen gusto. Llámenme raro, chicas, pero a mí me gustan los tipos que huelen a limpio y no que se vayan a lavar las manos y se encuentren un reloj. Vamos, no me jodas y, al menos, PÉINATE.
3. Una cita NO es El diario de Patricia. A ver, querida, los problemas se le cuentan al psicólogo, a los amigos, a tu madre, a tus hermanos, a tu gato, a tus geranios… a quien te dé la gana excepto a un desconocido con el que acabas de quedar. Cuando tu cita te pregunta cómo estás, está siendo cortés. No es necesario que le comuniques un informe detallado sobre todas las áreas de tu vida y que le comentes todos y cada uno de los traumas infantiles que te vienen persiguiendo desde que eras chico. Recuerda: hay que parecer una persona normal, y las personas normales no les cuentan a los desconocidos entre lágrimas de abatimiento y pegando puñetazos a la mesa que desde que Juanito les robó el plastidecor naranja en preescolar no han vuelto a ser los mismos y que sienten un terror enfermizo por los dildos color butano. Sabemos que lo pasas mal y que sufres en silencio tus hemorroides, pero córtate, hijo, deja algo para la segunda cita o para cuando te canses de él y quieras espantarlo…
4. Enlazando con lo anterior, en una cita NO se debe hablar de los exnovios.Verán, queridas, hablar de la persona con la que te revolcabas desnudo como un gorrino hace X tiempo no es sano para ti ni para tu cita, que no tiene por qué saber cómo se llamaba tu ex, cómo lo conociste, a qué se dedicaba, cómo surgió lo vuestro, cómo la cosa terminó como el rosario de la aurora y hasta la talla de calzoncillos que usaba. Por favor, no le digas a tu cita que cuando conociste a tu ex pensabas que era el amor de tu vida. Todos hemos tenido exs, todos hemos estado enamorados hasta las trancas, todos hemos tenido relaciones tormentosas y todos odiamos a nuestros exs profunda y desaforadamente y les deseamos lo peor; pero no es necesario expresar estos sentimientos en la primera cita con una persona. Por supuesto, queda terminantemente prohibido sacar una foto de tu ex de la cartera y enseñársela a tu ligue para explicarle que tu ex tenía tres testículos porque era un hombre diferente. Basta.
5. En una cita, NO se mira descaradamente a otros mariquitusos de la especie. Querida, estás en pleno ritual de cortejo y tienes que conseguir que el macho número dos se sienta superespecial y megachachi para que acepte tu soborno (te invito a cenar si me haces una buena mamada). Tu objetivo prioritario es conocer a ese tipo que tienes delante, que para eso has quedado con él, vamos, digo yo. ¿Qué pensará el otro macho cuando te vea observando descaradamente con fruición, violencia y la baba caída el culo del camarero que os ha servido la cena? Por supuesto, yo aconsejo que mientras tu cita te esté hablando de algo importante para él (de sus proyectos de futuro, de su familia, de sus orígenes, del lunar que tiene en el dedo gordo del pie izquierdo) tú evites en la medida de lo posible decir algo así como “jopetas, qué bueno está el macizorro aquel”. Porque sí, estará tremendo y razón no te faltará, pero te digo yo que por ese camino esta noche te matas a pajas seguro.
6. En una cita tu teléfono NO puede estar constantemente sonando. Y, por supuesto, no puedes estar constantemente atendiéndolo. Vuelvo a repetir que se trata de hacer que la otra persona se sienta medianamente respetada y que vea que te interesas por ella (porque si no te interesa, no haber sido tan memo de haber quedado con ella; haberte quedado en casa viendo Se llama copla o la Doctora Queen) y si pareces una centralita y cada dos por tres pasas de su culo para ponerte a hablar por teléfono no vas a conseguirlo. Sobre todo si el que te llama con esa insistencia es el pesado de tu ex.
7. En una cita NO se pone en el compromiso a la otra persona para continuar la noche con tu grupo de 347 amigos que, casualmente, están en el bar de al lado. Sobre todo porque, así, por decir algo, puede que tu cita, al quedar contigo, tuviera la absurda pero muy extendida idea de que quedar contigo quería decir tener una cita a solas contigo, y no con tus cien mejores colegas de toda la vida. Colegas de toda la vida que, por descontado, están ciegos como perras porque llevan bebiendo desde las 4 de la tarde. Vamos, que es probable que tu cita, sumida en medio de cincuenta borrachos que se dedican a comentar batallitas y a bailar la Conga sin camiseta, se sienta un tanto cohibido y decida marcharse a casa.
8. Y, por último, pero superimportante, tía, en una primera cita no debes llevarte al mariquituso con el que quieres copular a un bar lleno de otros mariquitusos con los que YA has copulado; con muchos de ellos, además, recientemente. Mariquitusos que saludarán, especialmente con una parte de sus cuerpos muy específica (el nabo, vamos), que te sobarán un rato y que harán comentarios del tipo “estás tremeeeeeeeeeeeendo”. Porque esos maricones no se han dado cuenta, para nada, de que tienes una cita y, en absoluto, tratan de meter cizaña y chafártela en la medida de sus posibilidades. No me seas imbécil, que en tu ciudad debe haber unos tres mil bares. Llévatelo a uno donde no te hayas follado a hasta las columnas.
Pues nada, ya está. Sencillo, ¿verdad? No es tan complicado. Pues les garantizo que si tienen en estos puntos, se convertirán ustedes en seres especiales y de características celestiales para la otra persona, que les verán como si estuvieran rodeados de un halo de luz y fueran una especie de mesías. Y es que el mundo está fatal de los nervios.
Salgan ahí fuera, tengan citas estupendas y, sobre todo, esto es lo más vital para sus existencias, ¡compren mi novela, que no les va a decepcionar! Por [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Universogay. | |
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